viernes, agosto 12, 2005
La Universidad de todos
Con mi amigo Ricardo Roessle, en calidad de excursionistas acampados enfrente de una chimenea, en cierta ocasión nos planteamos dos preguntas. Una, ¿cuál fue el hecho más importante de la Humanidad en el segundo milenio?. La otra ¿cuál el del siglo XX, pero en Concepción?.
Nos demoramos medio minuto en dar respuesta a tan complejas interrogantes. Por votación unánime: lo más fantástico ocurrido en el segundo milenio, fue la invención de la imprenta, por el tremendo impacto que tuvo en la Humanidad, partiendo por la difusión de las ideas, la libertad, aparte de haber puesto la primera piedra de la producción en serie que caracteriza a la gran industria moderna. El hecho más relevante del siglo XX en nuestra ciudad, la fundación de la Universidad, proceso que, como se sabe, parte en 1915, para decantar en 1919 con la puesta en marcha de las clases de las carreras fundacionales.
Adoptados ambos acuerdos vino un salud. Relato esto ahora cuando la U, más joven que nunca, cumple 84 años.
Me valgo de la oportunidad para tributar un homenaje a los fundadores, en especial al hombre de la idea, don Virginio Gómez, cuyo nombre lleva un edificio en el campus en donde se atiende, de preferencia, a los estudiantes, y que hasta 1973 fue el legendario "Hogar".
Don Virginio (suélese confundir su nombre con "Virgilio") apuntaba el ex rector don Ignacio González Ginouvés, era hombre singular, de carácter reservado, de gran saber y cultura enciclopédica y gozaba de un gran prestigio como médico. La primera guerra mundial lo hizo regresar desde Alemania en donde se perfeccionaba. Corría el año 1915. Lo que vio en Europa, en los países nórdicos, hizo nacer en él una idea, la llamó "proyecto para crear en Concepción una Universidad y un Hospital Clínico".
Don Virginio, como hoy se diría, socializó la idea. Tremendamente importante fue el apoyo que obtuvo de la Masonería. Tal, escribió don Ignacio González Ginouvés, fue el germen de la Universidad. No hay que desconocer, sin embargo, que desde la Colonia hubo aquí intentos para fundar una.
Cuando don Enrique Molina llegó a Concepción la idea era ya un proyecto que buscaba los senderos que le permitieran realizarse, palabras de don Ignacio. Su actitud fue reticente al comienzo pero luego se contaminaría con la idea y se plegó a ella. El 23 de marzo de 1917 fue elegido el Comité Ejecutivo que llevaría adelante el proyecto. Presidente don Enrique, vicepresidentes don Virginio y don Esteban Iturra.
Al momento de iniciarse las clases, en 1919, nace una universidad sui generis, fundada por la gente, no por el estado, tampoco por confesión religiosa alguna, mucho menos por una empresa. Saluda sobre el escenario una universidad de todos y de nadie. Suya, mía, de todos.
"Elite" denomina hoy, a la distancia, el historiador Arnoldo Pacheco al colectivo social que encabezó el movimiento. Arnoldo investiga sobre las circunstancias en que se dio tan singular acuerdo ciudadano. Imposible que algo parecido ocurriera hoy, digo yo.
Ahí está la Universidad de todos y cada uno. Universidad en la que, pese a nuestras diferencias, la gente de Concepción se mira, y continuará haciéndolo, porque el espiritu que la anima es el mismo de la primera hora. Salud...
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