sábado, mayo 27, 2006

El Código Da Vinci y las caricaturas de Mahoma


Aún no fui a ver el Código Da Vinci. Lo haré y creo que todos deben hacerlo. Estoy de acuerdo con quienes afirman que una película o una novela no pueden, en ningún caso, hacer tambalear la fe de alguien. Ahora, si alguien no quiere ir al cine, simplemente no acuda. Una observación más, sin embargo quienes son periodistas deben ver ese y cualquier otro filme independientemente de la fe que profesen. Lo permite la libertad del periodista, éticamente un valor tan preciado. Para informar tenemos que observar directamente, para interpretar tenemos que observar directamente y, además, escuchar diversas voces, no se puede tampoco juzgar sin observar los hechos.
Las caricaturas del profeta que publicadas en occidente originaron un estallido de furia, deben llamarnos a preocupación como periodistas. La libertad de expresión está primero, una caricatura en un diario para nosotros es parte de ese ejercicio. Las limitaciones impuestas por nuestra cultura a esa libertad de expresión, por fortuna, no poseen componentes derivados de la intolerancia o el fanatismo, a lo más de la decencia, las buenas costumbres y posiblemente el orden público.
Cuidado, entonces con sectores fanatizados que pretenden excluir a las religiones dominantes de cualquier observación que sobre ellas se haga, a partir de considerar tales observaciones, o puntos de vista críticos u opuestos, como una ofensa. Nadie tiene la verdad, nadie puede pretender poseerla.
El humor, las ironías, son parte de la vida y en el periodismo mientras más finas mejor. Se nos invita permanentemente a crear, a innovar, a inventar y reinventar, imaginar cosas es también parte de cada uno de nosotros. Vivimos, además, en una sociedad laica… y me permito citar a Oriana Fallaci, a propósito de estos complejos asuntos…dice “la tolerancia religiosa, primer punto de todos los principios civiles, no anula al laicismo. Al contrario es el laicismo el que la garantiza.
- "Todas las verdades,en adelante, serán más o menos relativas y, a los seres humanos, les será extraordinariamente difícil habituarse a convivir y coexistir en este nuevo mundo valórico".

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