lunes, agosto 22, 2005
Don Joaquín...
El verano que termina acampé junto a don Joaquín Edwards Bello para saber más sobre él y aprender también de él. Falta que me hacía.
El pasado 19 se cumplieron 36 años de su muerte. Fue "por propia determinación", como escribiera Francisco Coloane. El periodista y escritor, nacido en 1887 en Valparaíso, víctima de una hemiplejia, debió pasar los últimos ocho años de su vida postrado en cama, hasta que el 19 de febrero de 1968 se quitó la vida con un disparo.
Averigüé que la cadena se inicia con los eslabones de periodista y luego vienen los de escritor. Tenía 14 años cuando fundó su primera revista, "La Juventud". Luego aparecería "El Pololo". Desde 1919 trabajo como periodista en el diario La Nación al mismo tiempo que colaboraba con otras publicaciones. Escribió varios miles de artículos.
Edwards Bello fue un crítico incansable de las costumbres aristocráticas. Pertenecía a ese grupo social, de tan profundo impacto en la época. Tenía 23 años cuando publicó su primer libro, "El Inútil". Provocó una escandalera de padre y señor mío, tal que su autor debió escapar del país y refugiarse en Brasil. Pondría en prensas, posteriormente, "Tres Meses en Rio de Janeiro", "El Roto", "El Chileno en Madrid " y su celebérrima "La Chica del Crillón", llevada poco después al cine por Jorge Délano, Coke. La película, sin embargo, no le gustó para nada.
Ha sido el único autor en Chile que recibió, en diferentes épocas por supuesto, los premios nacionales de Literatura y de Periodismo. El primero en 1943, y el de Periodismo en 1959. Antes, en 1932, su novela "Valparaíso, ciudad del Viento" lo había hecho merecedor del Premio Atenea de la Universidad de Concepción. Otras obras suyas son "La Tragedia del Titanic", "Metamorfosis", "Criollos en París" y "En el Viejo Almendral".
Mi admiración por don Joaquín Edwards Bello, acrecentada este verano al acampar junto a él, es más al periodista que al escritor. Algunas de mis razones están en sus dicho. Afirmaba que "Periodista es el escritor que pone sus experiencias y conocimientos al servicio del público en notas del día o crónicas".
"El público es como un niño irreflexivo y novedoso; no le importa quién es el encargado de divertirle y darle noticias. Se va con aquél que mejor cumple con su objetivo. El público es un niño que pide un cuento nuevo cada mañana. El destino del periodista y del escritor consiste en contar cuentos o dar noticias en estilo grato e impresionante".
Solicitaba tributo al idioma, escríbanlo correctamente aún cuando sin exageraciones. El mismo Edwards Bello, muy a propósito de esta exageración preciosista relataba haber conocido a un fervoroso defensor de la corrección del lenguaje que lo mandaba a reemplazar "juego al cacho" por "juego de cubilete"; a utilizar la voz "emparedado" en vez de sandwich. En cierta ocasión el amigo de Edwards Bello dejó sin aliento al camarero de un restorán cuando pidió que le sirviera un "consumido de volátil" . A lo que se refería era a un consomé de ave. Otra vez solicitó a un cochero que "le diera la vuelta", en vez del cambio, y el conductor no atento a tanta corrección idiomática procedió a darle una vuelta a la manzana...
También solicitaba ser claros. "Cuando Dios quiso hacerse comprender de los hombres, se decidió a encarnar en los profetas. La primera consigna consistió en que fueran claros. Periodismo consiste en la difusión del verbo periódicamente, ahora en hojas de papel, en teléfonos, telégrafos, radios y televisiones, (Internet, habría que agregar necesariamente) en el tiempo antiguo por la lengua y por la boca. Eterno periodismo". Otra vez don Joaquín: "lo único que resta de nuestra personalidad después de su paso por la tierra, es la rayita de luz o estela proseguida por las obras que dejamos. Mientras mejores sean éstas, mientras más útiles para el medio que nos tocó vivir o para la época en la cual nacimos, más tiempo han de vivir, también en el corazón de nuestros semejantes".
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