
Cito a Miguel Serrano relatando los delirantes finales de una noche de amistad con jóvenes escritores, todos muy jóvenes y bellos. Dice Serrano.
" Y cuando nos despedíamos de madrugada lo hacíamos con un verso de De Pablo De Rokha: "amigos enloquecidos, adios. ¡ Hasta la hora de los esqueletos". Agregaba Serrano, la mayoría de los de entonces han muerto. Porque se va muriendo gente que no se ha muerto nunca".
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