miércoles, octubre 26, 2005

Volada coprolálica...mil perdones



No es habitual que utilice lenguaje de carretonero, mas con frecuencia impreco utilizando un vocabulario nada católico, aun cuando esto sólo sea un decir después de mirar algunos programas del canal idem. No recurro a menudo al clásico “on” al finalizar un discurso coloquial. Mi mayor demostración de habla coprolálica es un brioso ¡... de tu madre...! , que me emerge de entre los dientes en la creencia que así lo escuchará el alma de quien se lo dedico. No soporto, sin embargo, garabatos en los medios de comunicación y mucho menos cuanto éstos surgen en circunstancias formales. Resúltanme vulgares, ordinarios, picantes, propios de gente mal educada.
No soporto mujeres garabateras. A una de mis alumnas de enseñanza media con una lengua suelta que ustedes no se imaginan, en cierta oportunidad la paré en seco y le advertí ¡madame, como siga usted dando rienda suelta a ese lenguaje prostibulario la, mando fuera de la sala¡. Calmóse, mas al día siguiente se me acerca quejosa ¡usted ayer me ofendió, señor”. Confesó enseguida que había mirado un diccionario.
Los adolescentes garabatean por choreza y no los soporto. Los adultos debemos ponerles coto, en especial cuando se trata de instancias formales. Si no es así el lenguaje se degradará de una forma que mejor no les explico. Que los tecnócratas de la educación no se quejen y comiencen a buscar culpables, pero no miren a los profesores. El modelo lo pone la tv.
Si continuamos a garabato limpio, en una veintena de años más podría ocurrir que un futuro presidente de la república pudiera iniciar su cuenta pública del 21 de Mayo ante el Congreso Pleno con un solemne “Huevones del senado y de la cámara de diputados, huevonas y huevones que me escucháis”. Sería natural. Se me ocurre un ministro de hacienda afirmando, en concurrida conferencia de prensa, “las finanzas públicas andan como las reverendas huevas”......
El ministro de educación rubrica un decreto que rebautiza como “Liceo Che Copete” o “Daniel Vilches” al liceo penquista. Imagino a un rector de universidad estatal que reclama el pago del crédito fiscal por los morosos: ¡huevones de mierda!... ¿no piensan pagar?. A un obispo católico o a un pastor evangélico advirtiendo a sus fieles, “si los c… de su madre no dejan de pecar se van a ir de cabeza al averno ¿me escucharon los maricones?... Finalmente imaginé a un elder mormón con el dedo del medio alzado castigando a su grey con un descalificativo ¡ fuck all you !…
Si continuamos a garabato limpio, mi delirio de hoy es muy posible que se haga realidad ¿nocierto?... Perdonen que no escriba otro garabato pues acabo de recordar que soy un caballero.

5 comentarios:

angela.bustamante dijo...

jajajajajaja......

la verdad es que el garabato, es muy difícil de rradicar... yo tenía el chip y cada vez que iba a mi casa en Talca no decía ni un solo garabato.

Pero ahora la verdad es que ya no puedo deçiscernir donde decir y no garabatos...

Debe reconocer que no hya nada como una buena chuchada..

Saluidos Profe...

[Matilda...] dijo...

Yo creo que el garabato es fundamental para vivir el día a día. Pero entre las personas con confianza y amigos. Además de eso huevon esta en el diccionario y es parte de nuestra historia.
Es bastante bueno decir un par de garabatos para desahogarse y cmo dice mi amiga Angela, nada mejor que una buena chuchada para todo.
Es parte de la picardía del chileno además.

Anónimo dijo...

Y yo que lo encontraba tan seriecito, profe. ¿No se sabe otro garabatito? Anita

Anónimo dijo...

Ja,ja,jaa
Entretenido comentario, lamentablemente refleja una realidad que se está dando y va a ser muy difícil de revertir.

Creo que acá en Chile somos los que más distorsionamos el idioma. Otros países, a quienes muchas veces miramos en menos, hablan mucho mejor que nosotros los chilenos.

Resignación.

Anónimo dijo...

He leído su "entrada" y compruebo con simpatía, que los lamentos por nuestro idioma son similares a ambos lados del Atlántico.
La tv, los periodistas de prensa escrita sin formación académica adecuada, (o sin ninguna); las películas, la familia cuyos padres necesitan estar tantas horas fuera de casa que no pueden atender la educación de sus hijos, y ellos mismos tienen graves carencias; los sistemas educativos pensados para producir empleados, en lugar de ciudadanos, etc. etc., hacen de la comunicación un dislate continuo.

Recuerdo frecuentemente una página de Neruda en su libro "Recuerdo que he vivido" que la titulaba "la palabra", es realmente preciosa, se la recomiendo a todos.

Reciban un cordial saludo desde donde nació ese idioma tan maravilloso, y que se expandió por todo el mundo para que hoy sea de todos.