viernes, febrero 24, 2006

El lector chileno



Tengo la absoluta convicción de que la única receta para hablar y escribir bien es leer. Aún no leí lo suficiente. Comencé, sin embargo, temprano. Lo primero el Silabario Matte Ilustrado, ese del Ojo, el Pato, la Sopa de Juanita y el sin par Ratón Agudo. Luego revistas, El Peneca, Simbad, Okey y también la argentina Billiken. Paralelamente en la escuela devoraba el “Lector Chileno”, de Guzmán Maturana.

Los primeros libros: Sandokán, el Tigre de Malasia, y su fiel Yáñez. Ah, y hasta que un día se me aparecieron Tom Sawyer y Huckleberry Finn, de la mano de Samuel Clemens o Mark Twain. De Oscar Wilde me maravillaron “El Gigante Egoísta” y el “Fantasma de Canterville”, que en el liceo de Talca, por obra y gracia de mister Osvaldo Gómez, leí primero en inglés que en castellano. Así “principié”. Hoy despacho una biografía de Gandhi, de Stanley Wolpert y releo, después de ver “Munich”, “El Mossad, su historia secreta”, de Gordon Thomas. Esperan tranquilamente su turno “Piratas y Emperadores”, de Noah Chomsky y “Jarpa, Confesiones Políticas”, de Patricia Arancibia Clavel y asociados. Concluí hace poco “Allende Masón”, “La Travesía del Desierto”, de Allamand” y “Los Borgia”, qué familia ejemplar, de un tal Mario Puzo.

Los libros son regalos de mi esposa e hijos, y de amigos, mas la mayoría corresponde a donaciones que munificentemente me hago con cierta periodicidad. Estoy a punto de autoagradecerme el obsequio de un ejemplar de la biografía de Juan XIII, un Papa que me cae regio.
En casa se refieren a mí como “El lector chileno”. ¿Por qué?, un misterio. Mi nieto mayor, Clemente, suele dispensarme el calificativo de “el Comelibros”, posiblemente en represalia por mi desgano a sus reiterados convites a dejar de lado un libro para acompañarlo a trajinar a bordo de su monopatín por los estacionamientos del edificio. Basta con que me sorprenda con mi diario favorito en las manos, arrellanado en “mi cajón preferido”, para que exprese, sin vacilar, su molestia. Simultáneamente agita su dedo, como Lagos en aquella tan memorable oportunidad: tata, ¿por qué tienes que leer el diario todos los días?. A sus cinco años no le cabe en la cabecita que su abuelo haya adquirido tan espantosísimo y anticuado hábito.

Hace treinta años corrí ciertos riesgos. Neguéme a incinerar mis colecciones “Quimantú para todos” y “Minilibros”. Mucha gente lo hizo. Las conservo como hueso de santo. Sus títulos continúan siendo tan “peligrosos” como antaño. Allí están “Judíos sin Dinero”, de Michael Gold; “Los cardos de Baragan”, de Panait Istrati; “Pisagua”, de Volodia Teitelboin; “El Decamerón”, de Bocaccio y un largo etcétera. El "mono" que encabeza el texto muestra parte de mis Quimantú, como asimismo el tren que me moviliza a los más recónditos lugares del mundo conocido, sin fallas ni retrasos.

De los clásicos, La Biblia y El Quijote, de los cuales reinas de belleza, futbolistas, políticos y muchos otros ciudadanos, declaran, habitualmente, beber de la sabiduría que dimanan, voto a bríos que releo más el segundo. En mi mesita de noche, vulgo velador, está siempre un ejemplar del Ingenioso Hidalgo, décima edición Aguilar (1965), que a mi hija tiene que haberle costado mil millones de maravedíes.

Encantador personaje Sancho - hijo de mil satanases,corazón de mantequilla- al anca de Clavileño relatando su viaje por la segunda región del aire, adonde se engendra el granizo o las nieves, porque los truenos, los relámpagos y los rayos se generan en la tercera región. Ello a propósito de la broma que a él y a don Quijote, le juegan el Duque y la Duquesa Trifaldi. Maravillosa su actitud frente a “la espuma” que le ofrece como entremés uno de los cocineros en las Bodas de Camacho. En la vereda del frente el Yavé que lanza rayos y destruye ciudades, en las que presumo vivían también niñitos, me provoca pánico y eso que sólo soy un pecador de tercera división no más. No como otros.

Mientras mayor cantidad de lectores haya, mejor caminarán las cosas para todos. Hablaremos correctamente, escribiremos idem, pensaremos mejor y comprenderemos a los otros muchísimo, pero muchísimo, mejor. Hace tanta falta.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno...

Julio Suárez Anturi dijo...

Con seguridad no mencionó sino el 10 por ciento del 50 por ciento de la totalidad de lo que ha leído. ¿Qué añadir a tan magnífico paseo -aunque corto, claro, por razones de espacio- por el mundo de los libros? Creo que el promedio de lectura nacional no supera 1,5 libros al año, per cápita -como en casi toda Latinoamérica. Saludo cordial.

Anastasia Konstantakatou dijo...

Yo estoy de acuerdo con lo que Ud. dice, y me quedo en el ultimo parrafo donde Ud. habla de la contribucion de literatura en la sociedad. Desafortudunamente hoy en dia creemos que los libros son "passés" como dicen los franceses. La gente lee menos y menos, como lo dice tambien el estimado sr. anturi y eso pasa en todos los paises no solo en el suyo. Quedo convencida que el amor para los libros se cultiva; por eso pienso que el papel de la familia es fundamental. Padres: cierren la television!

[Matilda...] dijo...

Creo que estoy por primers vez de acuerdo con usted.
Yo leo mucho, si bien aún no consigo hablar a la perfección, debo reconocer que he enriquecido mi vocabulario por los libros. Esa costumbre de leer la heredé de mi padre.

Saludos profe

Verónica dijo...

Muy cierto lo que ha escrito.

La lectura es un hábito, al igual que lavarse los
dientes y rezar antes de ir a dormir. Como todo
hábito, se nos debe enseñar desde que somos niños, para
que así, y con el paso del tiempo, sea una de las
prácticas habituales de nuestra vida.

Nos vemos en la U.
Saludos cordiales, Profe.

Anónimo dijo...

Divertido, poco interesante.

Al parecer tu texto motivó el "hablemos de escribir" a las señoritas, allá arriba. Es a ellas a quien dirijo mi post; ya que lamentablemente revisé sus blogs. Mala idea la mía, ya que sus artículos resultaron ser tan patéticos como sus opiniones. Pareciera que hablan de libros para imaginarse intelectuales. Quizá sus cerebros muertos de hambre agradezcan las migas que proporciona cada uno de sus textos mediocres.

Adiós; y actualiza lo tuyo.

Gabriela dijo...

Papelucho me relaja, Harry Poter es mi actualidad, El Club de los Poetas Muertos es mi clásico y Dan Brown mi estupidez.
No hay nada peor que leer las ideas de otros, es mejor crearlas propias. Limita al cerebro dicen por ahí. Sin embargo, leer es algo que me encanta... a lo mejor por eso he sentido ultimamente mi cerebro algo atrofiado, la mielina ya esta media cuajada.
Saludos a Clmente, ojalá no llegue a ser un "come libros"

Anónimo dijo...

Desde que vivo en Berlín (Agosto del año 2002) debo tomar casi diariamente la línea de metro U2, así como también las líneas de tranvía M1 y M2. Si calculo, ya debo haber utilizado aproximadamente 1.000 veces el transporte público. Me atrevo a asegurar, que cada vez he visto POR LO MENOS 2 personas con lectura en mano. Y eso es poco. En la mayoría de los casos, por lo menos la mitad de un vagón ocupa su tiempo leyendo sobre temas de actualidad o se ha comprado la última novela que salió a la venta. También he debido pasar por la bochornosa situación en la que todos los pasajeros leen, menos yo.
Si todos los chilenos sacáramos provecho del tiempo en que viajamos hacia nuestro lugar de trabajo o lugar de estudio, cometeríamos menos errores ortográficos y gramaticales, y no nos faltaría tema de conversación con nadie.
Saludos,

Catalina Rössle

Casa Juillet dijo...

El comentario de Catalina es divertido, porque si aca en Chile todos leyeramos en el Metro o en los buses, terminariamos en calzoncillos.
No se si Ud. leyo revistas, como Infinito, 007, Cucalon, Mawa, Okey, El Pinguino, El Fantasma, Brick Bradford, Pato Donald, Fantasias, Mampato, U-2, La pequena Lulu, Las Urracas Parlanchinas, Super Raton, Superman, Linterna Verde, Archie, Barrabases, El Dr. Mortis, Confidencias, Ecran, Patoruzu, y los dias domingo en El Mercurio, que junto con el diario la Tercera nos regalaba un "suplemento" de monitos de miedo !
Gracias por recordar !

Casa Juillet dijo...

Ah. Perdon, se me olvidaba el segundo punto, que es : soy un raton de biblioteca desde siempre, y realmente veia como la lectura iba en desaparicion a todo nivel, pero cuando aparecieron estas cajitas llamadas computadores, TODO ES ESCRITO, casi, y todos podemos escribir (increible, no es verdad ?) y seguir leyendo en Blogs, en bibliotecas fantasticas como Gutenberg org, y tanta otra parte en que se pueden leer libros fabulosos, que de otro modo jamas podriamos haber tenido en nuestras manos; para que decir que yo estaba orgulloso de mi biblioteca, en la cual la mayoria esta en castellano, pero una tercera parte en ingles, y de esa, la mitad es de Ciencia Ficcion, pues bien, yo me ufanaba de que pocos tendrian los titulos en ingles que tengo yo, sobre todo, cuando los veo en venta a precios bastante elevados, en Internet, y fijese que los halle casi todos , mas un 80 por ciento mas, en la Internet ! Y totalmente gratis !
Fue un golpe para mi orgullo, pero por otro lado, ahora los tengo en esta cajita, y no ocupa espacio, no me costaron casi nada, y no hay raton que se meta a ensuciarlos !
Bien, eso era lo que queria atestiguar. Adios.